domingo, 3 de diciembre de 2017

Crítica literaria: "Origin", de Dan Brown

Otro best seller que nos deja pasmados


Where do we come from?
Where are we going?

La última entrega de Dan Brown, "Origin", resultó ser para mí, un fan confeso del autor de El Código Da Vinci, otra excelente lectura. Era que no. Esta vez el intrépido profesor Robert Langdon aparece en el Museo Guggenheim de Bilbao para asistir a una rueda de prensa organizada por su ex alumno Edmond Kirsch y como se imaginarán nuestro héroe acaba en un torbellino de aventuras resolviendo los más complejos acertijos en lugares atiborrados de historia en medio de alambicadas simbologías.

Dan Brown aborda esta vez el tema del origen de la vida en nuestro planeta. Nade de temas menores pues. El punto neurálgico de la novela es el Experimento de Miller y Urey. El autor da vida a un joven y excéntrico magnate, Edmond Kirsch, un híbrido entre Elon Musk ⎯fundador de Tesla⎯ y Steve Jobs, y quien además fue alumno de Langdon. El iconoclasta emprendedor convoca a la prensa y a todos los internautas del planeta vía YouTube para anunciar una noticia escalofriante que remecerá los cimientos de la humanidad.

La narración comienza en el Monasterio de Montserrat, en las colinas que rodean Barcelona, donde Kirsch ha primero develado en hermético secreto su tremendo notición a los principales pontífices de las religiones abrahámicas para así advertirles que el anuncio por transmitirse dentro de unas pocas semanas desestabilizará a los creyentes y borrará las religiones de la faz de la Tierra. 

La tensión va en aumento y a medida que las páginas, galopantes, se suceden unas tras otras van apareciendo personajes asesinados y vemos hasta atentados terroristas. Dan Brown en todo su esplendor. El lector queda inmediatamente enganchado: todo apunta a existencia de una prueba contundente, fehaciente e inapelable de que dios no existe.

El punto fuerte de las novelas de Dan Brown como todos sabemos es no dar tregua al lector. El fondo importa más que la forma. La prosa es pulida sólo para que el contenido de deslice con fluidez. Los que denuestan a Brown por una supuesta falta de valor literario son necios. El autor americano nos sirve una refinada hamburguesa gourmet. Si tu paladar artístico sólo admite platos de restaurantes con estrellas Michelin, pues ya tienes la literatura de Ian McEwan.

Los únicos que pueden abiertamente desacreditar a Dan Brown son los creyentes, a quienes desde luego le aparencen ronchas en sus ultrasensibles epidermis. Por ejemplo, el discurso de presentación de Kirsch es una punzante diatriba contra las religiones y sus mitos sobre el origen del mundo (hay algunas referencias al profesor Richard Dawkins y al filósofo Sam Harris ⎯ habitués de Chile Liberal).

Para todos los amantes de los buenos libros, es imposible no dejar de googlear mientras lees sus novelas, luego tienes que ir a la biblioteca, y finalmente quieres visitar los lugares donde se lleva a cabo la trama. París vivió una avalancha de turistas producto de El Código Da Vinci. En lo personal, tuve la dicha de visitar Florencia hace poco: Inferno fue una de las razones para querer ver y sentirme, aunque sea un poquito, un pequeño profesor Robert Langdon.

Si bien valoro con una nota muy alta esta nueva novela, la única apreciación negativa es que Dan Brown sabe demasiado bien que los productores de Hollywood esperan ansiosos sus historias para llevarlas a la pantalla grande. La literatura mediante palabras crea imágenes en la mente. El cine muestra las imágenes ya hechas pero no resuenan como las palabras. A veces da la impresión de leer un guion y no una novela. Por ejemplo, la acompañante de Langdon en esta ocasión es Ambra Vidal, la glamorosa directora del Museo Guggenheim, y basta su primera descripción para saber que es Penélope Cruz. Pero esto en nada opaca una novela absolutamente recomendable.

Desde antes que el ser humano haya inventado la rueda o dominado el fuego, cuando no existían ni la imprenta ni los teléfonos inteligentes, nos hemos como especie las mismas preguntas: ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿hacia dónde vamos?, ¿cuál es el origen de la vida? Los científicos y filósofos se han ocupado de aquello a lo largo de la historia, así como todos nosotros en algún momento nos hemos planteado esas inquietudes existenciales. Un novelista hoy nos dice que encontró la respuesta. En una de esas, capaz que la ficción sólo se haya adelantado a la realidad.

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